ESPAÑOL
La gramática del español es muy similar a la de las demás lenguas romances, aunque en su aprendizaje muchos estudiantes extranjeros del idioma aseguran que rasgos como el abundante uso del modo subjuntivo, la diferencia entre los verbos ser y estar y el uso preciso de las perífrasis verbales y la fraseología les resultan especialmente difíciles de dominar.
El español es una lengua flexiva de tipo fusionarte, es decir, en las oraciones se usa preferentemente la flexión para indicar las relaciones entre sus elementos. Sin embargo, como la mayoría de las lenguas fusionan tes, también recurre al uso de ad posiciones(preposiciones), palabras abstractas que sirven de nexo y son invariables. Por la forma en que se marcan los argumentos de los verbos transitivos e intransitivos, se agrupa dentro de las lenguas nominativo-acusativos con algunos rasgos de creatividad escindida. Sin tácticamente el español es una lengua de núcleo inicial altamente consistente
QUE ESTUDIA
El español es una lengua flexiva de tipo fusiona, es decir, en las oraciones se usa preferentemente la flexión para indicar las relaciones entre sus elementos. Sin embargo, como la mayoría de las lenguas fusionales, también recurre al uso de preposiciones, palabras abstractas que sirven de nexo y son invariables. Por la forma en que se marcan los argumentos de los verbos transitivos e intransitivos, se agrupa dentro de las lenguas nominativo- causativas. Su gramática es muy similar a la de las demás lenguas romances, aunque muchos estudiantes extranjeros del idioma aseguran que rasgos como el abundante uso del modo subjuntivo, la diferencia entre los verbos ser y estar y el uso preciso de las perífrasis verbales les resultan especialmente difíciles de dominar.
DERIVACIÓN
El español, lengua en que las palabras tienen por lo general dos o tres sílabas, prefiere entre los métodos de formación de palabras la derivación, ya que su escasez de monosílabos restringe y hace más incómoda la composición. Consiste aquel procedimiento en la suma de distintos tipos de afijos a palabras primitivas para formar otras nuevas (neologismos), llamadas derivadas. Los afijos del español provienen en su mayoría del latín y bastante menos del griego, aunque existen otros de diferente origen. Los prefijos sitúan antes del lexema; los sufijos, antes de los morfemas constituyentes de género y número en el caso de los sustantivos y adjetivos, y antes de los morfemas constituyentes de modo, tiempo y aspecto en el de los verbos; y los interferiros antes de estos últimos y después del lexema. Los tres circunflejos del español rodean al lexema.
En Hispano américa, hay sufijos muy diferenciados; uno de ellos es -dera, que se emplea sobre todo en México, Centroamérica y en el área caribeña (también en las islas Canarias), y designa «acciones continuadas, intensas o repetidas»: lloved era, preguntadora, platicad-era, vomitadora, lloradera, robadera, etc. El sufijo -ido ha creado neologismos en América como llorado, rebuzno, relinchido, traquido (‘ruido que se hace al tocar’) o chiflado (de chiflar, ‘silbar’). Los sustantivos terminados en -azo también son bastante comunes: en Bolivia, tortazo y sarazo designan vientos.
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